SISTEMAS PRODUCTIVOS LOCALES.- por Dr. Alejandro Naclerio

05.01.2015 13:00

Documento de Trabajo Nº 1. La Política Cluster.
El caso de los Sistemas Productivos Locales
promovidos por la SEPyME.
Agosto de 2011.
 
 
Introducción
El diseño y la implementación de políticas industriales por parte del Estado son condición sine qua non para conducir la economía sobre un sendero de desarrollo sostenible. En particular, el avance en las cadenas de valor y en los procesos de eslabonamiento requiere de políticas activas que contemplen tanto a las economías sectoriales como al desarrollo armónico y equilibrado entre las regiones.
Ello es posible cuando el desarrollo se asienta sobre el capital social; el cual canaliza sus fuerzas a través de un conjunto articulado de instituciones públicas y privadas que alimentan los procesos de innovación. En esta línea, las políticas productivas y más específicamente la promoción de clusters constituye una herramienta invaluable para el fortalecimiento económico local. A su vez, las sinergias positivas provenientes de la asociación deben articularse con la inversión pública nacional; la que debe ampliar y mejorar la infraestructura y el sistema de innovación. Estos esfuerzos institucionales se traducirán en aprendizaje tecnológico, lo cual permitirá a las regiones y localidades generar valor agregado y empleo de calidad.
A continuación se presentan algunas dimensiones teóricas relacionadas con el paradigma de clusters, para luego observar su aplicación en el Programa Sistemas Productivos Locales (SPL)1, el cual constituye un valioso instrumento de política industrial y de desarrollo económico desde una perspectiva sistémica. Por último, se presentan conclusiones.
 
Definiciones y Disparadores
Teóricos
 
Antes de adentrarnos en el debate teórico en torno a los clusters es preciso considerar la ambigüedad conceptual del término cluster. Específicamente, al querer adaptar una política surgida en sistemas industriales de países desarrollados a políticas en economías emergentes, quedan al descubierto fallas conceptuales2. El problema de los contextos espaciales e históricos, así como el de la combinación de las realidades socioeconómicas con las capacidades tecnológicas territorializadas, constituye una evidencia difícilmente transferible y aún más difícil de sistematizar genéricamente para elaborar una herramienta útil para la implementación de políticas públicas.
El término Cluster significa “grupo que se distingue del resto”. Uno de los sinónimos comúnmente utilizados es “racimo”, el cual hace referencia a un conjunto o a una masa que puede ir evolucionando o mutando para adaptarse a un espacio determinado. La ciencia astronómica utiliza este concepto para distinguir racimos de estrellas o galaxias, con características comunes, agrupadas en el cosmos. En estadística el análisis de cluster sirve para distinguir variables que se diferencian del resto en un espacio factorial. A partir de estos usos de los mencionados términos se han capturado algunas derivaciones para aplicar en ciencias sociales. Los clusters sociales con lógica y fines económicos remiten a la aglomeración de instituciones y unidades productivas que interactúan en un espacio determinado.
Dicho espacio incluye la dimensión territorial (como cercanía, conectividad, etc.), pero se extiende además sobre otros aspectos constitutivos del contexto de interacción, tales como las dimensiones derivadas de la historia, el contexto político, la infraestructura física y tecnológica y las capacidades científicas y educativas, que refuerzan el vínculo del capital social con la generación de valor. Como resultado de la conformación de clusters dicho contexto se ve modificado.
La estructura y la evolución de los clusters industriales (Iammarino y McCain 2008) depende de la dinámica del régimen tecnológico y las prácticas organizacionales que van adaptándose a los paradigmas tecnoproductivos (Dosi 1982). Asimismo, el entorno comunicacional (incluyendo las TICs) que se va gestando alrededor de las urbes constituye un factor central. Por su parte la creciente interconexión de las relaciones comerciales y financieras3 determina una tendencia a la especialización de los clusters.
En un mundo globalizado, las industrias de los países desarrollados subcontratan y externalizan actividades (Williamson 1985), lo cual se ve traducido en la conformación de redes de proveedores, flexibles y adaptables, en los países emergentes.
La combinación del nivel global y el nivel local, que algunos denominan glocalización, va adquiriendo una relevancia cada vez más sustantiva a la hora de reconfigurar el espacio productivo. En este sentido, la tradicional explicación de las aglomeraciones marshallianas que dotaban de economías de escala a las industrias se ve bastante complejizada en el actual escenario productivo (y sobre todo financiero) mundial. El desafío consiste en identificar el vínculo entre los clusters y la innovación. Los programas de investigación sobre las políticas clusters se encuentran encuadrados en esta línea (ver Pitelis et al. 2006).
Reconfigurando la línea de Porter con sus hipótesis de las ventajas competitivas de las naciones, varios autores4 entienden a los clusters como aglomeraciones territoriales de industrias estrechamente relacionadas que coinciden en una etapa histórica. Aquí es posible distinguir dos perspectivas sobre los enfoques de aglomeración: por un lado, una visión clásica asociada a las economías de escala y ventajas de externalidades en la que los enfoques ortodoxos aceptan la intervención del Estado debido a que el óptimo de mercado resulta inferior al óptimo social; por otro lado, un enfoque que procura superar la lógica de optimalidad económica estricto sensu y entender las lógicas del desarrollo social. En relación a esta última perspectiva, resulta necesario acudir a un abanico de hipótesis que superen el simple paradigma de la producción eficiente y pasar a un esquema más complejo donde se valorice el funcionamiento sistémico y la construcción política que lo posibilita. Es a partir de un sistema de instituciones articulado que se alcanza el desarrollo, a partir del aumento de capacidades productivas y sociales que posibiliten la independencia tecnológica (Naclerio et al. 2010).
La independencia tecnológica constituye una dimensión clave en nuestro análisis. Una sociedad (o un país) es tecnológicamente independiente cuando ha logrado potenciar la dinámica de su Sistema Nacional
de Innovación5. Si un país es capaz de reproducir y vincular sus instituciones científicas y técnicas a los actores productivos, generando aprendizaje tecnológico y nuevos conocimientos, entonces será capaz de retroalimentar el desarrolloy forjarlo de manera sostenible en el tiempo.
Para abordar y reflexionar sobre esta temática, es preciso recurrir a un bagaje teórico complejo relacionando la economía industrial, la economía de las innovaciones, los enfoques en términos de redes y Sistemas Nacionales de Innovación y los enfoques de desarrollo local.
En tal sentido, en Naclerio et al. (2010) se presenta un marco teórico para identificar y conceptualizar a los sistemas productivos locales.  A continuación se retoman algunas reflexiones vertidas en dicho texto .
 
 
 
1 La Secretaría de la Pequeña y Mediana Empresa y Desarrollo Regional ejecuta desde junio de 2006 el Programa Sistemas productivos Locales. Se trata del programa PNUD ARG/05/024 “Promoción de Clusters y Redes Productivas con Impacto en el Desarrollo Regional”.
2 Fernández, Vigil et al. (2008) sostienen cuatro fallas de origen: conceptos borrosos, la desaparición de las dimensiones mesoregionales y macro regionales, armonía y heterogeneidades de los clusters, cualificación y cohesión social desde el interior al exterior de los clusters.
3 Tomamos el concepto de mundialización financiera (Chesnais 1997).
4 Ver por ejemplo Meyer –Stamer y Harmes Liedtke (2005), Torré (2008) entre otros. Ver también Pitelis y Pseiridis (2006) donde se presenta un marco conceptual basado en el impacto sobre la productividad de la cooperación entre firmas.
5 En particular nos referimos a la visión amplia de los SNI de Lundvall (Lundvall 1992).
 

 

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE LANUS. DEPARTAMENTEO DE DESARROLLO PRODUCTIVO Y TECNOLÓGICO. LICENCIATURA EN PLANIFICACIÓN LOGÍSTICA. NUEVAS TECNOLOGIAS. GABRIEL OSVALDO GAGNEBIEN. AÑO 2014

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