La Política Cluster. El caso de los Sistemas Productivos Locales promovidos por la SEPyME.- Redes, Complejos y Sistemas Productivos.- por Dr. Alejandro Naclerio

05.01.2015 16:46

 Ir a Introducción. 

Ir a Clave teórica que sustenta

los sistemas productivos locales.
 
 
Redes, Complejos y Sistemas
Productivos

 

El modelo interactivo es un paso inicial para entender la causa por la cual los procesos de asociación potencian la competitividad sistémica (Naclerio 2010). Un punto clave es entender por qué las firmas deciden emprender
estrategias en conjunto.
 
¿Por qué se forman redes de empresas donde se comparte infraestructura y conocimientos? Subsiguientemente ¿Por qué el Estado impulsa o debería impulsar políticas de promoción de Clusters?
 
El estudio de redes deriva en una multiplicidad de conceptos (cluster, complejo, asociación, sistema, acuerdo de cooperación) que muchas veces se utilizan como sinónimos. Los conceptos utilizados pueden tener diferentes alcances, pero todos remiten a un funcionamiento conjunto de diferentes actores productivos. Nos referimos a:
 
acuerdos de cooperación, red productiva, red de proveedores, red de conocimientos y de innovación, distritos industriales, complejos productivos, cluster, sistemas productivos locales, arreglos productivos locales, consorcios de exportación, entre los conceptos más destacados en el estudio de redes y sistemas.
 
Conceptos todos, que se vinculan desde su origen a la teoría económica de la innovación.
Desde los inicios en los estudios en el campo de la economía industrial, la visión marshalliana contempla las aglomeraciones como importantes portadoras de economías de escala que posibilitan el aprendizaje y, consecuentemente, aumentos de productividad. Las visiones más modernas, desde la concepción porteriana de los clusters, ponen el acento en el rol de las instituciones como articuladoras del espacio y del desarrollo local. En el diagrama 2 se presenta una síntesis de definiciones útiles para nuestro marco teórico.
Las conformaciones de estas redes surgen de las nuevasprácticas de política industrial bajo el cambio de paradigma tecnológico (Dosi, 1982). El marco analítico es, específicamente, el de una nueva organización industrial donde Política Industrial es igual a Política Tecnológica9.
Por otro lado, en términos teóricos, las redes productivas surgen frente a la insuficiencia de los análisis en términos del mercado como “asignador eficiente de recursos” y de los enfoques de fallas de mercado (Nelson, 1959 y Arrow, 1962), es decir, de la teoría Neoclásica, para explicar el beneficio social de los ajustes que se producen por externalidades positivas más allá del óptimo paretiano.
El cambio fundamental que motiva su creación es que la política económica no se reduce a asignar recursos sino que, como explica la teoría Evolucionista (Nelson y Winter, 1982; Cohendet, 1998), implica crear recursos.
 
A ello se suma que la políticaeconómica cumple una función de coordinación alternativa o complementaria del mercado, como se fundamenta en la teoría Económica de la Innovación y en la teoría Sociológica de Redes. La complementariedad institucional entre actores tales como organismos públicos de investigación, universidades
y empresas (Callon 1992, Rosenberg y Nelson 1994) deviene un foco sustancial que motoriza el interés tanto de la academia como de la gestión.
Las redes están constituidas por firmas y por las instituciones que las conectan. En este entramado institucional las firmas se enriquecen y dinamizan el proceso de desarrollo. Específicamente, las firmas inyectan conocimientos en la base social de conocimientos y, al mismo tiempo, nutren y agrandan dicha base. Por lo tanto, la firma deja de ser una caja negra, ya que genera una serie de relaciones que explican los eslabones de las redes productivas.
Los enfoques evolucionistas apuntan a desmenuzar el interior de la firma explicando las construcciones sociales y tecnológicas “inside the black box” (Rosenberg 1982). Las firmas son entonces consumidoras y productoras de conocimientos; no de información. La diferencia entre información y conocimiento es sustancial para comprender el proceso social de producción de bienes, servicios e innovaciones. En particular, la teoría Evolucionista (ver por ejemplo Cohendet 1998) establece claras diferencias entre el conocimiento y la información. La información fluye libremente y es accesible a quien la solicite o pague por ella; mientras que el conocimiento exige un esfuerzo para ser incorporado y, si bien puede codificarse, una parte importante del mismo es tácito. Consecuentemente, el esfuerzo es indispensable para estimular la innovación y las capacidades de absorción. Más aún, el esfuerzo de aprendizaje tecnológico es la piedra angular del desarrollo productivo.
Dicho esfuerzo, o esfuerzo por innovar, es diferente al de incorporar tecnología. Por ejemplo, comprar una máquina o una licencia pueden ser sólo el puntapié inicial del proceso de innovación pero de ninguna manera implica que se esté innovando.
Incorporar tecnología es sólo una condición necesaria pero no es condición suficiente paraque se lleve a cabo el proceso innovativo.
Para estimular la innovación y propiarse del aprendizaje, las redes, complejos y sistemas productivos ponen en práctica rutinas10 con objetivos comunes, principalmente objetivos de innovación. Por lo tanto, establecer un cluster implica realizar una innovación organizacional (una nueva rutina), la cual abre la puerta a innovaciones de productos y procesos. Este debería ser el efecto buscado cuando se implementa una política de cluster.
 
 
Redes y Sistemas.
 
Desde una perspectiva histórica puede considerarse relevante al concepto de red y, en particular, al concepto de red productiva, a partir de las prácticas posfordistas de subcontratación.
La caída del fordismo en términos organizacionales y el advenimiento del posfordismo con prácticas innovativas, como por ejemplo el toyotismo (Coriat 2000), implicaron un cambiode esquema de control de los procesos. Las grandes firmas fordistas se transforman y reducen sus estructuras, habitualmente radicadas en una enorme planta, pero mantienen su capacidad de control en el eslabón clave de la cadena. Es decir, conservan su conocimiento fundamental (Chandler 1992), lo cual les permite controlar a sus proveedores y clientes. Es así que una red de proveedores de una gran empresa implica que la empresa (Multinacional) está transformando costos que durante el fordismo eran fijos en costos variables (en un contexto de globalización -que favorece la externalización y la subcontratación-). En efecto, a partir de la recurrencia de las crisis internacionales pari pasu la mundialización financiera (Chesnais 1997) la estrategia de las multinacionales consiste en armar redes de subcontratistas para “variabilizar” costos que antes eran fijos. De esta forma, transfieren el impacto de las crisis a las redes conformadas.
Muchas veces, dichas redes surgen a partir de políticaspúblicas de desregulación implementadas por países (emergentes, particularmente latinoamericanos durante la década de 1990), cómplices o sumisos a la mundialización financiera.
Estas circunstancias deben ser tomadas en cuenta por las políticas públicas dirigidas a la gestión de clusters y de redes.
En particular, deben generarse redes capaces de interactuar pro activamente en un sistema productivo diversificado, lo cual contrasta con las clásicas políticas del Consenso de Washington y de desregulación de mercados tan mentado durante la última década del siglo XX.
Las redes organizadas confluyen a uno o a varios sistemas y, cuando se direccionan institucionalmente, se constituyen en poderosas herramientas de desarrollo. En este sentido, el desarrollo productivo y/o tecnológico es la finalidad de la literatura en términos de los Sistemas Nacionales de Innovación (SNI) (Lundvall 1992,  Nelson 1992) que ha construido un robusto marco teórico estos últimos años. Los SNI remiten a redes de actores y de instituciones que influencian el proceso de innovación de un país a partir del aprendizaje y la aplicación de nuevas tecnologías.
En líneas generales, los autores del enfoque SNI (Freeman 1987, Lundvall 1992, Nelson 1993) destacan las diferencias en las trayectorias institucionales entre los países y, desde un enfoque más normativo, los autores tienden a contemplar herramientas públicas destinadas a fomentar las interacciones y el entramado entre actores productivos. Una de esas herramientas es el fomento de la asociatividad, la cual expresa, o debiera expresar, una dinámica sistémica. En tal sentido, “la asociatividad o cooperación entre empresas es un rasgo crucial, siendo la innovación un proceso acumulativo que implica un aprendizaje en la práctica, el uso y la interacción, y a menudo produce un rendimiento creciente” (Meyer-Stamer y Harmes-Liedtke, 2005).
Por otra parte, una amplia literatura pone el acento en los vínculos entre individuos (firmas) que forman un conjunto que se encastra en un determinado ambiente político, cultural e institucional (Granovetter, 1985). Las redes productivas (de innovación) pueden serformales y/o informales. Estas redes tecno-económicas (Bell y Callon, 1994; Callon, 1999) sonformalizadas por acuerdos que suscriben empresas no relacionadas (Chesnais, 1998) que pueden tener mayor o menor poder para imponer sus estrategias y sus capacidades (Zanfei, 1994). Dichas redes, en particular los Productores-Usuarios (P-U) de tecnología (Lundvall, 1988; 1992), constituyen el elemento primario de los SNI, a través de la acumulación conjunta de conocimientos. Las relaciones P-U pueden caracterizarse por asimetrías de poder al interior de la red, que dependen del sector o rama industrial.
Por ejemplo, en la industria automotriz las relaciones son de tipo vertical y prevalecen las necesidades de diseño; por lo tanto el eslabón de diseño impone condiciones al resto de la cadena. Las redes aquí se configuran con un objetivo de costo y mercado siguiendo un esquema de sub-contratación.
Se crean conocimientos, pero los mismos son apropiados por los actores que controlan la red. Por tal motivo, las transferencias de tecnología requieren la posibilidad y capacidad de realizar esfuerzos. Esta idea se refuerza cuando tenemos en cuenta que las tecnologías desarrolladas son activos específicos que las firmas protegen permanentemente (Chesnais, 1986, 1992, Chandler 1992).
Las relaciones y los acuerdos de cooperación entre firmas caracterizan a la organización industrial, sobre todo en el mundo desarrollado desde 1980 (Chesnais, 1988; OCDE, 1992). Ello ocurre hasta tal punto que resulta extraño que las firmas innoven individualmente (OCDE, 1999). Estos acuerdos constituyen una estrategia para
producir mejores innovaciones y, sobre todo, para defenderse de la competencia. Los problemas que se suscitan en la reorganización industrial son los modos de coordinación institucional que configuran tales relaciones de intercambio de información y conocimiento.
Específicamente, estos modos son: la cooperación, la jerarquía y la confianza. De esta manera, en las redes productivas se imponen determinadas rutinas (Johnson y Lundvall, 1994) o comportamientos estabilizados que operan como reglas. Este tipo de rutina sugiere una organización con objetivos que sobrepasan los objetivos de la firma individual.In fine, tomando como base esta lógica sistémica, debería plantearse una centralidad institucional que configure sectores capaces de promover el desarrollo económico. Tales configuraciones pueden emprenderse localmente potenciando a los actores capaces de llevar adelante el proceso asociativo. De esta manera, la asociatividad sistémica se inserta en el desarrollo local. Pero dicho desarrollo se inscribe en la perspectiva de la construcción del Sistema Nacional de Innovación.
 
 
Ir a  De las Redes Sistémicas a los Sistemas Productivos 
Locales y a una política de promoción de Clusters
 
 
 
9 Concepción de la bibliografía industrialista -heterodoxa- y de la OCDE (1992).
10 Las rutinas asociadas al estudio de redes exigen una noción sistémica de la red. La red implica un  ordenamiento alternativo al ordenamiento de mercado; la coordinación entre los participantes no considera estrictamente la variable precio. Así, por ejemplo, la teoría Evolucionista de la Firma (Nelson y Winter, 1982) considera la rutina organizacional y el aprendizaje tecnológico como formas de coordinación alternativa al precio de mercado.

Volver

UNIVERSIDAD NACIONAL DE LANUS. DEPARTAMENTEO DE DESARROLLO PRODUCTIVO Y TECNOLÓGICO. LICENCIATURA EN PLANIFICACIÓN LOGÍSTICA. NUEVAS TECNOLOGIAS. GABRIEL OSVALDO GAGNEBIEN. AÑO 2014

Crea una página web gratisWebnode